!Viaje pintoresco, huele a pueblo!

- Uniformes mañaneros, día nublado. 

Entre montañas y neblina hay que iniciar el trayecto de 56 km (Fómeque - Bogotá). 

- ¡Maleta lista, bata guardada! 

- ¿Busetas rojas o verdes? 

- ¡La que salga Cami! 

Lunes de viajeros, sillas delanteras ocupadas por las engreídas, aquellas con exceso de maquillaje. El conductor fantasea de qué manera cortejarlas. Detrás viaja una pareja de abuelos de ruana y con cuajadas.  Después dos amigas de infancia. 

- ¿Dónde vas? 

- Por el medio del pasillo con posición para abrir la ventana 

- ¡Los olores iniciales abundan!

Inevitable el olor de pastillas quemadas, un sinsabor de caucho quemado. 

- ¿Quiénes más van? 

Detrás una madre, con dos crías, uno de 6 años y otro de brazos. 

- ¡Presiento vómitos! 

Sobre la última fila, la banca de los músicos como dice la abuela, viajan estudiantes.  

- ¡Pronto cantarán con sus riñones e intestinos! 

Prenden el motor, inició la aventura: - ¡Adelante Mercedes-Benz! 

Saliendo del pueblo, sobre la segunda curva, empiezan a abrir las ventanas ¡Comenzó la incomodidad, mientras tanto me pongo buzo y gorro! Pasando el corregimiento, se escuchan risas al frente.

- ¿Conductor con verbo? 

- Acercándose al empalme piden las primeras bolsas.

- Debemos escuchar las conversaciones, nos enteramos de sus vidas. 

Se mira el paisaje, se siente frío. Cada viaje es diferente por las emociones, a veces pensamos en llegar a ver alguien, otras nos alejamos. Es un espacio de hora y 40 minutos para reflexionar, qué será de nuestra vida. Viajamos por temas laborales, académicos y afectivos, siempre hay una razón. 

- Hasta podemos en la flota conocer el amor de nuestras vidas, un cupido viajero. 

- !No se pudo seguir con la meditación, el olor es profundo!

Fotografía: Aldemeyer González 

Vómitos incesantes: - ¿Quiénes? - ¿Niños? – No. 

Las amigas juntas comparten la bolsa. 

- ¿Vas a dormir? – No se pudo, huele a jugos gástricos. 

- ¡Otra bolsa! 

Sobre Choachí se hace la parada, se llenan las sillas individuales laterales. Tres simpáticas chiguanas. Por la vereda la Victoria los niños no pueden soportar, se han lavado de vómitos sus vestiduras. Las cuajadas de los abuelos, se deshidratan, por el piso el suero cubre todos los zapatos. 

- 20 años de viajes frecuentes hacen llevar la situación de la mejor manera. 

- Un adulto empieza a sentirse muy mal, la altura y una década sin viajar pega duro. Atento indagó su malestar: - Dotor las vueltas marean, toca irnos en burro.

Llegando al km 11 tocó hacer una parada inusual. 

- ¡El abuelo esta pálido! Necesita un cafecito con arepa. 

Retomamos camino, la mayoría está nauseabunda. Cruzando los cerros orientales la postal de la capital es simplemente encantadora. Al llegar al terminal, se bajan apurados, corren a los baños.
- ¡La tinta se acabó! 

La buseta pasa a lavandería, mientras el coqueto conductor jura amor, les promete tiquetes gratuitos para el nuevo viaje. 

- Macarena, Cootransfomeque y Transoriente nos seguirán dando pintorescos relatos. 

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