Infancias, Autismo y Escritura.


Respondiendo las inquietudes de algunos seres que no entienden los enlaces entre los eventos de la infacia y los talentos, es oportuno señalar que la respuesta que encontró el alma para sanar, se traducen en la escritura; por ende un hombre movido por los traumas de los azares de la vida y la muerte aparece en los garabatos plasmando los relieves de la división de un antes y un después. Una infancia y una adultez.

Igualmente es la noción de las paradojas del ser, sentir y saber donde las dudas han sido recurrentes, y algunas con una buena suma de tiempo, amor y razón han construido un tipo de abono que se ha ido regando sobre la desesperación emocional y las rupturas de la psique, situación que pensé afrontar solo y sin lamentos cristianos, sin embargo una ayuda, un consejo y abrazo cercano han permitido comprender lo que la infancia no logra dimencionar. 

Descifrar de a poco las neblinas de los sentidos, el dolor, la torpeza, la imaginación y los enrramados de lo divino y sobre todo el funcionamiento de la psique de un hermano que ha originado la mayor incertidumbre y que tiene tambaleando a eruditos en los sencibles trazos de la locura, la muerte y el olvido... Una gama de síntomas psicóticos se convirtieron en la primera aproximación donde también lo pagano y lo mágico cargaron algo de frenetismo y por cuestiones pintorezcas la niñez se refugió en el racionalismo y una biblioteca del segundo piso. 

Mientras las lecturas deboraban los miedos, tuvimos intentos fallidos con chamanes, indios, curanderos y culebreros, que solo son la historia de la Locura en Colombia, no olvido que por su cuerpo y el mío, pasaron rezos de cultos desconocidos, arengas incognoscibles, ritos que hacen eco en los recuerdos. Misticismos de pueblos cundinamarqueses y llaneros. 
-        La amada ciencia, era lejana, casi imposible e invisible.

Luego de los mitos y leyendas no se logró curar el TEA (Trastorno del Espectro Autista) y   con el pasar los días, llegaron semanas y los viajes entre un pueblo y la capital se complejizaron, no por las súbitas cruvas, sino por las preguntas sin respuetas, y allí comenzó el camino de la filosofía.

Inmerso en las letras del Relato de un Náufrago, la inapetencia de clases escolares detonaba un llamativo asco, sin emabargo nauseabundo asistía y alerta esperaba saltar la tapia. Una madre con dolores psíquicos, decía:
-        !Defiéndase papito!
Una arenga que afianzó la crítica, la soberbia y la firmeza de un joven que tuvo que lidiar no solo con notas del colegio y las citaciones, sino con la cultura y las cadenas de generaciones. 

Fotografía: Aldemeyer González

Mi madre respondía que sólo le interesaba que aprendiera a firmar y a sumar; recuérdese que toda la atención era para Javi…

Conocí bastantes compañeros, ante 9 cambios de colegios como no hacerlo. Durante la etapa escolar incrementaba mis dudas, todo me lo cuestionaba. Las odiosas flores, (Reporte de notas y comentarios escolares), me hacían vomitar otras ideas.
-        Fui aparentemente feliz  desafiando la autoridad, anhelaba el anarquismo.
-        Mitigaba mi dolor en los cortos párrafos que ya empezaba a trazar.  

Detrás  de las flores, debía cuidar de mi hermano, cosa que resultó muy desgastante, por aquel tiempo mi madre me paternalizo.

Mis preocupaciones para nada radicaban en temas escolares. Tenía desesperación emocional y pese a esto, allí encontraba motivación y simultáneamente agudizaban sus síntomas.  

Hace más de una década, la vida, las leyes y la locura nos lo arrebataron, ha sido un desprendimiento lento y sangriento donde mi hogar ha sufrido.
-        Medicación, camisas de fuerza, celdas y músculos.

Seguir sin él, ha sido devastador. Los dilemas existenciales han sido una constante, haber compartido tanto con él, causaron efectos en mi ser, sentir y saber.
-        Me aislé de amigos, campaneros y familia.
-        Me divorcié de todo lo divino.

Recuerdo que no comunicaba mis emociones, lloraba y me reía sin motivo aparente. No lograba adaptarme al medio, y agresivo pasé una década. Parecía un Asperguer, aunque poco a poco encontré alivio terapéutico en grupos.
-        Grupo de los sábados de guitarra y dibujo.
-        Grupo de fúbol soccer de los martes y jueves.

Aparentemente sentía tranquilidad y me permitía algunas interacciones sociales, aunque en la cancha disfrutará lastimando los demás…. Mitigue dolores y fui entendiendo la distancia de Javi, pero siempre ahogado, en llanto salía de verle en Fusa, en algunas ocasiones lo veía encarcelado.  
Me preguntaba:
-        ¿Cuándo saldrá?
-        ¿Qué condena está pagando?

La esperanza me consolaba, pensaba que todo era transitorio, pero años internado, hicieron que  reaccionaron como hogar…
-        Jamas saldrá de allí.
-        Una recuperación es imposible.
Mi adolescencia de excesos fueron analgésicos para el alma. Cambie de grupos:
-        Parkour.
-        Fútbol americano.

Creciendo de a poco, lento y con penas, seguí trabajando la escritura, y allí en un pedazo de papel y un bolígrafo encontré un alivio estable, conseguí mi mejor terapia. Si por azares siente algo similar, no dude en tratar sus penas.
-        Ahora algo maduro y con barbas, el dolor no es tan intenso.

Podría decir que asumí signos/síntomas de mi hermano. Simbióticamente pude enloquecer con él, para efectos relevantes, él es el loco y yo el loquero.
-        La locura recorre mis células.
Quizás la vida y sus designios esperen algo de mí….
-        No lo sé, solo aprendí a sumar y a firmar.
-        ¡Que abran las puertas, la fama puede ser otra dosis de analgésico!


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