Salud Mental tras un: Cógela Suave
Danzando sobre la muerte, no
parece que pueda rendirme otra vez, pues con cada caída el intervalo recto de
la frágil existencia se prolonga en unas curvaturas alarmantemente peligrosas,
a veces para arriba y otras en caída súbita. Abismos sin escaleras, sin
ascensor; no son resbaladizas infantiles, son crueles sucesos aparentemente
previstos del ser, sentir y saber, parecen esas bofetadas correctivas precisas
para aterrizar el todo, para dejar la comodidad y romper los esquemas. Un
espacio para reflexionar y ante todo para volverse a levantar…
Trepado en la fortuna y la
estabilidad, un sutil movimiento desencadena nuevos intervalos; es como si
fuera un ritmo cardíaco, así sigue nuestra vida, sin embargo los encuentros con
muertos de la costa han dejado nuevos esquemas y pareciera que sumando los
otros muertos y sus tumbas, las respuestas tan anheladas se configuran cercanas…
Un ateo camina al templo de
dioses para ofrendar y recibir los mensajes bizarros.
El religioso sin sorpresa, cobra
lo suyo y bendice el tropezón.
Recordando el modelo aprendido,
un simple: ¡Cógela suave!, se suscita con un buen escenario para vivir
sanamente. Sin prisas, sin carreras, sin competencias. Suficiente dolor trae
cada respiro, sin embargo nos situamos en la posición de aumentar las penas y
las angustias con diseños tradicionales que cuando no se cumplen detonan
pensamientos y sentimientos poco amables, es preciso recordar que la naturaleza
humana requiere de dolor para progresar, pero el punto estratégico se presenta
en la perseverancia de proyectos radicales; allí nuestro pensamiento no es
flexible y los sentimientos harán lo suyo, desenlaces fatales y nefastos que
ningún psicólogo podrá tratar.
¡Un poco más de dolor!
Fotografía:
Yaneth Silva
Carreras sin fundamentos, que día a
día dejan insatisfacciones carismáticas.
Mujeres que perturban la psique con
la pijama azul con perritos blancos y una nariz negra…
Espejismos donde creyera
encontrarse la felicidad, pero al despertar, no era ella, era alguien más con
la misma pijama; la dicha se posesiona ahora cuando se chatea con alguien que
roba sonrisas y que a pesar de las distancias que nos ponemos sigue generando
emociones agradables por todo el cuerpo; allí las danzas de la muerte retumban
atrás y no puedo controlar los pasos que se menean de lado a lado como si fuera
una alucinación.
Danzantes escribimos una historia…
Un nuevo y mejorado esquema.
Damos pasos agigantados en caminos
sorpresivos y con mil atajos.
Cada quien sabe el camino que
realmente desea.
En el fondo sabemos que no existe
esquema ideal o perfecto, simplemente deberíamos ir al ritmo de la vida, a ese
ritmo cardíaco; o tal vez con la sensación de cogerla suave…
Una tarde-noche salí a trotar como
de rutina, pude ver un poco más que la pista de atletismo entre las principales
sombras del pueblo. A lo lejos se dimensionan la vida; montañas en líneas para
arriba y otras para abajo, unas con algo de luz y otras meramente grises entre
negras. Realicé los estiramientos, tomé el cronometro para empezar el trote;
terminé la primera vuelta y la mente trajo otras borrosas visiones y de
inmediato pude dimensionar que por más rápido que corriera, siempre llegaría al
mismo punto, es decir la salida…
Volví a mirar las montañas y las
luces tenues del casco urbano que no es recto en absoluto, pero siento que una
gran mayoría trota la vida en línea recta comparándola con el otro
inmediatamente cercano, pareciere que alguien o algo, como una deidad dijera a
lo lejos..
¡En sus marcas, listos!
¡Ya!
Y sin pensar en lo absoluto, lo
divino y lo sagrado., todos corrieran con intensa velocidad en aras de no
dejarse alcanzar o dejar atrás por el otro; quizás el autoengaño de superación
y progreso no sea interpretado por las masas. Puede ser que no pueda adherirme
a una sociedad.
Solo quizás, fuéramos por la vida
negándonos a subir y a bajar. Engañándonos con títulos, puestos y cosas
materiales; a lo mejor la vida debería ser analizada desde el inicio, pero
retomando el cógela suave, este puede ser un instrumento que brinde paz y
tranquilidad, puede precisarse que la existencia para este ejemplo se compara
con un circuito de trote; uno decide cuantas vueltas dar y en qué dirección,
velocidad, intensidad, fuerza y demás, pero sin importar los esfuerzos
sobrenaturales siempre se retorna al inicio, así que no olvide:
¡Cógela suave!
Permítase danzar con la muerte y
pensar las situaciones desde diferentes formas y ante todo explore romper los
bocetos clásicos; contemple un poco el lugar donde vive frente al que desea y
revise su inicio, quizás ande corriendo en un círculo vicioso, que
aparentemente suma, pero con el tiempo le resta a su ser, sentir y
saber… No en vano tanta desdicha en los hogares y familias y ante todo tanto
sufrimiento para el alma.
Síqueme en mis redes: Aldemeyer González
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