Un principito moderno

Una luna nueva, augura enormes cambios… Ya no saben cuánto cambiarán, sin embargo 42 minutos y 19 segundos, fueron todo un exorcismo. 

- ¡Jamás le ha olvidado! 

Sin nostalgia le reitera que borró su número celular, que hasta lo olvido… Semanas atrás nuevos temas de interés intelectual, le hacen pensarla, es un zorro filósofo que se pregunta: - ¿Por qué pasaste por mis senderos? ¿Por qué las cosas fueron así? ¿Por qué me domaste? Ahora recuerdo que te fuiste, sin decir nada.

Entre el dolor se refugió en las montañas; sus brazos no le llenan… Sincero comprendió, junto a ella todo es un imposible, es un escenario tan cercano a la muerte… Temé morir domado, prefiere abrigarse de su pelaje. Confundida inmortaliza sus  preguntas bobas; junto al fantasma, la sombra de Marcelita le acompaña… Una separación irreverente, y llena de miedos, fue cruel para los dos. 

- No hubo un abrazo, una carta, un beso. Sin embargo la cabeza se empeña en recordar lo admirable.

Fotografía: Aldemeyer González

Con una camisa roja a cuadros, mira tras el reflejo, la enorme luna, no es roja como los artículos de prensa, es igual que siempre, pero hoy cambio. 

- Ella no se siente sola en su habitación, alucina con el zorro del principito, espera las sábanas blancas. 

Jugando en los mundos de seres adultos, el zorrito no sale del bosque. Imágenes fragmentadas son un viaje al pasado, mirando la luna se detienen, parpadean, suspiran y escriben. 

- Han pasado 40 mensajes y casi dos semanas de soledad.

56 kilómetros detrás del cerro de Monserrate son el escondite. Un abrazo con el alma postergado. Un zorro que debe ilustrase los viernes, dejar la manada  e intentar no ser un animal. Leyendo se ilumina el día, el afecto visceral es mutuo. Inmerso en los campos de cultivos y vacas, sus cabellos dorados se asoman. 

- Dentro de la ciudad llena de marcas y almacenes podrás comprar un zorro

La paciencia es una virtud liquidada que separa tanto como las palabras. Por ahora solo puede aullar...   

Se pasea por su rostro, desciende su garra y murmura: - ¡Buccinador, maseteto! Salvaje es tierno, continúa domado, no olvida las aventuras por los cultivos y caminos; la casa que les abrigo perdura, niños autistas la habitan. 

- Caminos destapados a media hora muestran su nuevo hogar, caza gallinas, come huevos. 

Su enorme inteligencia lucha contra los principios de esta sociedad, audaz es precavido, sin embargo se desconoce si su astucia sea la de un demonio

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