Pasión entre sábanas
Angustias por vivir
nos faltan, mientras tanto dos escritores juegan sobre el borde del abismo, se
esconden y se aman; están discutiendo fuertemente, se lanzan arengas sin
piedad… Lágrimas corren por pueblos y las ciudades, ahogados en llanto se leen
con total nostalgia; revisan poemas y novelas. Ayer se entregaron ternura en un
siniestro encuentro de dos cuerpos que siempre se enrollan en la misma alma.
Luego del susurro y
los rituales carnales, se sienten con plena salud; por el mísero espacio fugaz
la vida parecen tener un sentido claro, sin embargo él renunció a sus secretos,
ya no es de su interés negar sus actos, ni mucho menos culpar a otros
personajes, en los que las narraciones psicóticas son un deja vu, algunos
perciben la compleja escena como un delirio, aunque también puede ser
interpretado como:
- Realismo
mágico
Lleno de nuevas
angustias la vida se asoma frágilmente:
- ¡Hoy
te extraño!
Dolido, parece que el
duelo no avanza; se maquilla el alma para aparentar que la vida tiene su final,
entre cielos y noches el recuerdo tortura, pues con fuego y dolor de una pipa
sus caricias incendian la piel, botón por botón, la camisa se suelta.
- Alucinado
voy rumbo a tu cama.
Fotografía: Nicole Calderón
Sumisa esperas el
humo de unos buenos y bruscos besos, toda la atención se plasma en un espejo
retrovisor que proyecta las memorias de ebriedad en el colchón sin sábanas…
enloquecidos las venas se rompen y sollozos el éxtasis ahoga el cuerpo, los
silencios autistas no niegan el sentir:
- Se
miran, se tocan y se desvanecen.
Con sus bocas
húmedas, el agasajo es lento, no saben si el espacio sea amor, por la
mañana llegan despedidas con aprecio, sus afectos no descansan y
meditabundos deambulan por inframundos de padecimientos infantiles, mientras
tanto se preguntan:
- ¿Qué
hacemos?
Las promesas con
sangre de nuevos encuentros son situaciones que perpetúan las conductas
destructivas, se encontrarán en Sodoma y Gomorra con un poco de vino, yerba y
pasión… ella lo espera en la orilla del mar muerto. No esperan paraísos, sus
realidades se estrellan en muros mentales, donde la voluntad de dioses
persiste, o quizás la soberanía de un padre retorna para dominar un ser; por
ahora una cara de ángel vende escritos a la luna.
Ambos con ideaciones
malignas, no encuentran armonía, sin sosiego en algunas ocasiones las deidades
reencarnan:
- ¡Afrodita
hecha carne!
- ¡Arriba,
abajo!
Entre piernas las
aventuras son cruces naturales, parece la fusión perfecta, un poco de deseo y
otro de olor y sabor se resumen en el insaciable néctar que se guarda en
apartamentos de solteros. Reflexivos comprenden las pulsiones y un poco del
desorden que no significa enfermedad mental, pues sencillamente todo se
encasilla en un pasado incesante donde la espuma fue un tesoro.
- Temblores
paralizantes hoy nos tienen descansando…
- ¡Arriba, abajo!
- ¡Arriba, abajo!
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