Despedidas sin retorno
- ¡Quiere
verme llorando!
Algo de
morbo, puede llenar su vida, con sus fuerzas corrobora que su lamento no sea de
cocodrilo, necesita tener certeza que existe una marca imborrable.
- Indefenso
y herido, sentirá gustó.
En parte
retorcida grita los tormentos, ya no le ama y es necesario decírselo a las
masas, ante un mundo incrédulo se contradice, por dentro lo añora con recelo,
sus lágrimas tocaron sus mejillas.
Melancólica
aguarda en la sala de urgencias la llamada de espera, pitos intranquilos,
carcomen sus entrañas.
Después de horas punzantes, logran escucharse.
- ¡Tienen
tanto por reprochar!, pero sumisa se llena de dicha, el aparente desprecio es
su mayor máscara, aparenta lo que nunca fue o será:
- ¡Airada
reclama!
Pide
llamadas día, tarde y noche. No sabe cuánto afecto le falto recibir.
No sale del cuadro victimario, pero quizás sea todo un misero apego...
- ¿A
dónde correrá?
Meditabundo
busca sus mayores refugios:
- ¡Callejeras
de Mártires!
Refugios
penosos....
- ¡Un ego
despiadado destroza!
Se
lastiman sin pedir perdón. Se maltratan de mil maneras sus frágiles psiquismos,
todo parece un amor sangriento. Un encuentro de dos mundos inoportuno, pues,
cuando venció el miedo, ya resultó tarde.
- ¿Tarde
para qué?
Entregas
totales, hoy se despide:
- ¡Adiós
a un apego!
Todo
expiró y sin fecha de vencimiento. Hoy nada importa, los meses sensibles
sin letras ahogaron sentimientos y empieza a cantar ronco.
- ¡Momento
de cambiar la cama! - No tomes fotos de las otras vidas que haz matado... No sigas.
Fotografía: Nicole Calderón
Victoria
vuelve con una dulce chocolatina y meneando las caderas.
Sus
perniles fértiles, desean seguridad, no quiere imaginar ni un solo instante una
despedida... Demandan que el guionista es un estafador. Parece hizo un plagio,
sin embargo solo promociona las mayores fantasías, las tortuosas marcas del
amor.... Pero no necesita ilusionar con párrafos, cuenta con cientos de
crónicas por confesar; un poeta que camina rumbo al premio nobel.
Los
jueces romanos indagan la conducta:
- ¿Tiene
algo que decir en su defensa?
-
¡Culpable señoría!
No
sabemos sí es un sátiro, un pendejo o un prepotente, lo cierto es que no
reacciona, sigue posado en el quirófano...
Confiesa
que su amor ha gestado bellos relatos, pero que su desamor son las puertas a la
fama mundial.
- ¡No
logra olvidarla!
Sin
olvido, no logra cambiar, no aprende de los noviazgos santos. Intrépido no
controla la pulsión.
- ¿Cómo
hacerlo?
Sin
respuestas, puede empezar a confían en él. Estropeado siente, culpa, dolor;
angustia, ahora tiene embarazos sin resolver.
Yendo a
pedir ayuda, los psicoanalistas perturban su ser. Parece necesitar un psicólogo
para casos especiales.
- ¿Quién
le dará amparo en consulta?
Evitando
las terapias psíquicas, encuentra partes del pasado. Recuerda el canto de
abandonadas que le odian por proyecciones.
- ¡Discursos
retóricos serenan!
Un ser
que siempre tiene cargas delirantes. Condenado por siglos a ser agresor,
arrastra cadenas enormes; e informa sin pudor las leves
secuelas, que generan algunas etiquetas, donde el insolente tiende a desaparecer.
- ¡Debe
ser mudo y recibir los látigos!
- Entre
las culpas mutuas, se encuentra la respuesta sanadora.
- Amor
mío ¿Dónde habitas?
Las
entrañas cubiertas de células no te sienten, sin callar, me grito por tí.
- ¿Dónde
estás?
- Respondeme.
Frágil te
asomas con secreciones oculares, y mis ojos hacen fila por llorar, pues la
respuesta en la sala de urgencias es un lamento de un imposible.
-
Desgracia de una fama sin ti.
- No te
vayas amor mío.
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